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    ¿Qué espero de la serie Cien años de soledad de Netflix?

    “Dicen que es la serie en la que más ha gastado Netflix”, me dijo mi hermana sobre la nueva producción de la plataforma de streaming al terminar la comida. “Pues debe ser”, le contesté; “representar ese realismo mágico no debió ser fácil”, agregué.

    Escribo estas líneas antes de ver la nueva serie de Netflix basada en la novela Cien años de soledad, escrita por el ganador del Premio Nobel, Gabriel García Márquez.

    Cuando en marzo del 2019 la plataforma anunció que haría una adaptación en serie de la obra, además de colocar mi cara de incrédula, la empecé a leer por tercera vez. La disfruté más que la primera vez y tampoco quería que los capítulos me tomarán desprevenida.

    Pasaron cinco años y una pandemia para que, al fin, la tan esperada producción llegara al alcance de un clic en las pantallas de los suscriptores; ¿cuál es el gran reto?

    De acuerdo con diversos medios, la construcción de Macondo en Colombia y el rodaje se calculan en 50 millones de dólares, aunque esta cifra no está aprobada por Netflix. En un comunicado, la plataforma aseguró que la producción de Cien años de soledad contribuyó con más de 225 mil millones de pesos colombianos al país, entre la contratación de personal, la compra de utilería y artesanías hechas por artesanos de la región, la reserva de hospedaje para el equipo, etc.

    Lo que siempre sucede con las adaptaciones de obras literarias a la pantalla chica o al cine, es acercar lo más posible las imágenes y las escenas, así como la secuencia narrativa, al imaginario de los lectores, tan diversa como personas hay en este planeta. Sucede comúnmente con el descontento de los fans de comics con las adaptaciones cinematográficas.

    “Cada cabeza es un mundo”, dicen. Y hacer la representación del hielo que recordó el coronel Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento, con la interpretación que cada lector le otorga, seguro fue el menor de los problemas para los guionistas y productores de la serie. Quienes lo han leído me entenderán.

    Cien años de soledad es la obra más conocida de su autor, así como la más emblemática. Pero, además, ese imaginario lo defendió hasta su muerte, pues por 50 años se negó a vender los derechos para que se realizaran adaptaciones. Prefería que sus personajes vivieran solo en la mente de quienes la leyeran.

    Empezaré a ver la serie como una lectora atrapada por la historia, pero también con la consciencia de que la literatura y la producción audiovisual son artes distintos, que tienen, cada uno, sus alcances y sus límites.

    Aún así me pregunto, y algunos lectores podrán coincidir conmigo: ¿Macondo está a la altura de la historia contada?, ¿alineado de tal manera para que ninguna casa sufra calor o frío? ¿Cómo se verán las mariposas amarillas?, ¿Representarán el pasaje en el que el pueblo completo comienza a perder la capacidad de nombrar las cosas y todo lo tiene que escribir? ¿Cómo va a subir Amaranta la bella al infinito?

    Sin duda fue un proyecto ambicioso, cuyo éxito depende lo lejos o cerca que esté el resultado del imaginario de cada uno de los que hemos leído Cien años de Soledad. 

    La próxima ocasión les cuento qué me pareció la primera parte que se estrenó el 11 de diciembre, ya disponible en Netflix.

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