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    Interestelar, amor y… ¿feminismo?

    Por: Lorenzo Arellano* 

    Cuando anunciaron el regreso de Interestelar (2014) a las salas de cine, no pude evitar emocionarme ante la posibilidad de analizar en pantalla grande su propuesta sobre el amor como una fuerza trascendental. La película, dirigida por Christopher Nolan (Reino Unido, 1970), nos invita a pensar el amor desde un lugar poco convencional: una energía que trasciende el tiempo, el espacio y las barreras de la ciencia como las conocemos. Este concepto, en apariencia alejado de los discursos filosóficos feministas, encuentra espacio en las reflexiones de bell hooks (Estados Unidos, 1952-2021), especialmente en su libro All About Love (1999), que habla del amor como una práctica ética y transformadora.

    En Interestelar, la Dra. Amelia Brand (Anne Hathatway) defiende la idea de que el amor es algo más que una emoción personal: es una fuerza universal comparable con las leyes de la física. Esta afirmación cuestiona la forma en que usualmente pensamos el amor: efímero, subjetivo e individual. En la visión de bell hooks, sin embargo, el amor también es tratado como algo mucho más profundo y universal. Ella lo describe como la voluntad de extenderse para nutrir el crecimiento espiritual propio o de otra persona. Para hooks, el amor es una práctica consciente que trasciende la mera emoción y se convierte en un acto radical de transformación.

    De esta forma, ambas visiones convergen: el amor no es solo una experiencia subjetiva, sino una fuerza que impulsa el cambio; así como la conexión entre Joseph Cooper (Matthew McConaughey) y su hija Murph (Mackenzie Foy/Jessica Chastain/Ellen Burstyn), a través del tiempo y el espacio, la cual los guía hacia la salvación de la humanidad. Para hooks, el amor tiene un poder similar: nos permite desafiar estructuras opresivas y crear nuevas formas de relación basadas en la equidad y el cuidado mutuo.

    La película Interestelar, aunque no se enfoca directamente en desafiar sistemas de dominación-opresión, presenta momentos que pueden interpretarse como resistencias ante estructuras opresivas. El sistema educativo, por ejemplo, manipula la historia para desalentar la exploración científica, pero Cooper se opone a esta tendencia y fomenta en Murph el pensamiento crítico y el deseo de saber más. Otra muestra, la NASA, con la mentira del “Plan A”, representa cómo las instituciones manipulan la esperanza colectiva; sin embargo, Murph desafía esta narrativa al trabajar sin rendirse para resolver la ecuación que finalmente salva a la humanidad, exponiendo de esta manera la verdad, empujada por la fuerza mencionada anteriormente.

    Además, en la cinta, el amor es planteado como una fuerza que trasciende el positivismo científico y las limitaciones humanas, como lo señala la Dra. Brand en su discurso -que más de una lagrima me sacó-, desafiando así la visión materialista de la realidad. En estos actos de resistencia, la obra de Nolan sugiere que tanto el conocimiento como el amor pueden ser motores para superar las barreras paradigmáticas y construir un futuro con mayor relevancia en la subjetividad. “Conocimiento Situado” lo llama Donna Haraway (1995).

    Entonces, ¿podemos pensar el amor como una fuerza capaz de salvarnos en un sentido literal y figurado? Yo pensaría que sí, ya que una de las lecciones más poderosas de Interestelar es que el amor requiere vulnerabilidad. Cooper, al dejar a su hija para embarcarse en una misión incierta, se expone al dolor de la separación y al riesgo de perderlo todo. Este acto de amor no es un gesto para nada menor, sino una decisión que implica sacrificio y confianza en algo más grande que él mismo.

    Para bell hooks, la vulnerabilidad es un componente esencial del amor auténtico. Podríamos pensar, en sus palabras, que amar es atreverse a ser vulnerable, es tomar el riesgo de confiar en otrx y confiar en nosotrxs mismxs. En esta parte, tanto Nolan como hooks coinciden en que el amor no es un refugio seguro, sino un territorio donde enfrentamos nuestra fragilidad para construir algo significativo. Quizá esta sea una de las lecciones más urgentes en un mundo neoliberal que nos enseña a protegernos y aislarnos: la verdadera conexión solo es posible cuando nos permitimos ser vulnerables.

    Otro punto de encuentro entre Interestelar y bell hooks es la idea de que el amor trasciende lo personal. En la película, el amor no solo conecta a Cooper con su hija, sino que se convierte en la razón para salvar a la humanidad. Este amor colectivo, en muchos sentidos, hooks lo propone como una práctica política. En su visión, amar implica desafiar el egoísmo y comprometerse con el bienestar de otras personas -en la cinta lo vemos al principio cuando Cooper acepta realizar el viaje-, ya sea en nuestras relaciones íntimas o en nuestra participación en el mundo.

    Este amor colectivo plantea una pregunta que me parece importante: ¿puede el amor ser una fuerza revolucionaria? Tanto hooks como Nolan parecen responder afirmativamente. Mientras Interestelar muestra a los personajes tomando decisiones que benefician al colectivo, hooks nos invita a practicar un amor que desafíe las estructuras de opresión y nos lleve hacia una sociedad más justa y equitativa. ¿Y si el amor fuera la clave para enfrentar las crisis que vivimos hoy, desde las personales hasta las globales, sin esperar a estar al borde de la extinción?

    ¿Y si el amor fuera la clave para enfrentar las crisis que vivimos hoy, desde las personales hasta las globales, sin esperar a estar al borde de la extinción?

    Revisitar Interestelar, con las ideas de bell hooks en mente, me llevó a una conclusión: el amor no es una fuerza mágica o abstracta, pasajera o sin forma, sino una práctica transformadora que nos conecta con lo mejor de nuestro interior y con el de los demás. Tanto la película como los escritos de hooks nos invitan a pensar el amor como una energía que no solo nos sostiene en los momentos de desesperación, sino que también nos impulsa a imaginar un futuro mejor. Así como Murph desafía las mentiras impuestas por el sistema y Amelia Brand defiende el amor como una fuerza que trasciende el tiempo y el espacio, el feminismo también nos enseña que amar es una decisión política: una forma de construir comunidad, de resistir al aislamiento y de imaginar futuros donde el cuidado mutuo sea el eje central de nuestras relaciones.

    Entonces, ¿podemos pensar el amor como una fuerza capaz de salvarnos? Tal vez sí, si entendemos que amar no es solo sentir, sino actuar; no es solo desear, sino transformar. Al final, el amor, en todas sus formas, podría ser la fuerza que necesitamos para dejar a un lado el conflicto y la soledad de nuestra propia existencia humana y, de esta manera, trascender a la quinta dimensión.

    bell hooks -Gloria Jean Watkins, su nombre de nacimiento- fue una escritora y activista social feminista estadounidense.
    La doctora Amelia Brand, interpretada por Anne Hathaway en Interestelar. 

    *Lorenzo Arellano es psicologo y maestro en Estudios de Género por la Universidad Veracruzana. Se interesa en cine sci-fi, videojuegos y comida. 

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