En las zonas rurales del Estado de Veracruz los perros también son abandonados a su suerte como en las ciudades, por ello, Leyla Zamudio Valencia fundó hace seis años el albergue Seamos su voz, en la comunidad El Candadillo, en el municipio de Ignacio de la Llave.
Este refugio es para perros de rancho, donde Layla se dedica a cuidar, alimentar y curar las enfermedades de 130 animales de esta especie. En Seamos su voz, que más bien es una casa y un terreno de 10 por 20 metros, Layla requiere apoyo, sobre todo con medicamentos para canes con cáncer.
“Medicamentos, vitaminas. Hay una cosa que es muy importante, que yo ocupo en el albergue, es un medicamento que se llama Vincristina, ya que yo ayudo a perritos con cáncer o TVT [Tumor Venéreo Transmisible] y ese medicamento es el que usamos. Cada mes me llevo de tres a cuatro casos. Y necesitamos más espacio, ya estamos súper saturados”, explica.
Desde que llegó a esta comunidad, Layla se dió cuenta del maltratato que prevalecía hacia los canes.
“En el momento que yo llegué aquí a esta localidad, noté que había muchísimo maltrato”.
Las personas de esta región, también conocida como La Mixtequilla, ven de manera diferente a los perros; tampoco tienen los recursos necesarios para dedicarlos a su cuidado.
Los habitantes “no estan acostumbrados a esterilizar, a que los perritos también son seres sintientes igual que nosotros. Ellos dicen, o dan la excusa de que no tienen los recursos, que no son como los humanos, los ven como algo que no necesita la atención, cuando yo les dejo ver que que son igual que nosotros”, señala Layla Zamudio al referirse a la realidad que viven los perros de los ranchos cercanos a la ciudad de Veracruz.