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    El mensaje de los murales en Veracruz

    La práctica del muralismo en el puerto de Veracruz nace de la esfera del arte urbano, la ilustración y otras disciplinas que tienen que ver con el diseño.

    El muralismo es la práctica de pintar sobre una pared un mensaje con enfoque social, nutrido del contexto y la historia comunitaria. “Tan solo tener colores y arte en la calle, yo creo que cambia la vida de cualquier persona. Si abres tú la puerta y ves de repente un mural, creo que te cambia, o tener un lienzo dentro de tu casa y llegar y verlo, creo que te lleva. El arte lo que hace es que te lleve a hacerte preguntas, a razonar cosas, a detenerte, a observar o a escuchar, o a sentir”, explica el artista y grafitero veracruzano Armando Hernández “Riesk”.

    En México, el concepto de muralismo es asociado a la época posrevolucionaria en la Ciudad de México donde destacan los nombres de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Sus mensajes nacionalistas fueron apoyados económicamente por el gobierno para homogeneizar la identidad mexicana que se encontraba lastimada después de la Revolución Mexicana. Además, era la manera de llegar a la población analfabeta, mayoría en aquel tiempo.

    A Xalapa el muralismo llegó durante los años 40, pero no tuvo la misma expansión en la ciudad de Veracruz. Tampoco existe un registro o memoria que muestre un recorrido sobre los muralistas y su diversificación como sucedió en la capital.

    Pese a que el muralismo en Veracruz no persigue fines nacionalistas, Omar Urbano, quien es pintor desde 2012, señala que, como todo arte es político y en ocasiones contestatario.

    “Obviamente hay que tomar en cuenta que no hay una infraestructura para para la realización de estos proyectos ¿no? Que muchas veces la gente los hace con sus propios recursos […] entonces lo que hace es que obviamente tú no vas a trabajar para [una] institución, sino que vas a plasmar como cosas más personales” explica.

    Los murales del puerto frecuentemente aluden a elementos tradicionales como los trajes de jarocho, la pesca y la gastronomía, sin embargo, esta constante también se ha visto sobreexplotada.

    “Como que le falta más experimentar, más exploración sobre todo en los temas, porque está como muy encajonado al yo le llamo al ‘jarochismo’ […] entonces creo que sí habría que experimentar un poco más, arriesgarse, experimentar, aventar otras cosas que no tengan que ver con eso y obviamente sí como informarse sobre la historia, por ejemplo, de Veracruz, pero darle otro sentido a la hora de hacerlo gráfico”, señala Omar Urbano.

    Ubicado en la colonia centro de la Ciudad de Veracruz, Omar Urbano viste las paredes de su estudio con sus cuadros en un estilo limpio y ordenado. En el mismo cuarto su librero alberga la literatura, la poesía y los cuentos que le ayudan a construir las metáforas de su trabajo. Ahí yace un ejemplar de “El muralismo mexicano: mito y esclarecimiento” de Eduardo Subirats, uno de los pocos libros que estudian el muralismo mexicano desde un distanciamiento cultural. 

    Armando “Riesk” es grafitero desde finales de los 90  y tiene su estudio en la colonia Carranza, fiel a su personalidad, las paredes son un lienzo de colores y formas cubriendo todos los espacios. En la pared se puede ver profesionalmente puesto en letras 3D su nombre: Armando Hernández, y centímetros abajo su marca “Riesk” grafiteada.

    Ha realizado murales acerca de la prehistoria, el origen e identidad de Veracruz. “Tomo como esas temáticas costumbristas por así llamarle, pero trato de refrescarlo, de darle ese cambio, ya no es como la clásica jarochita con el vestido así levantado y como una posición estática, ¿no? O sea, darle como un movimiento, refrescarlo, tal vez con colores, algo más impactante”, explica. 

    En un principio, el mural y el graffiti eran dos vertientes bien marcadas, pero hoy en día al segundo se le reconoce como el “volumen dos” del primero, puesto que logran intervenir otros instrumentos de la pintura y las obras se justifican con propósitos más atrevidos.

    “En mi caso es ocupar la técnica del graffiti haciendo un mural, pero que ese mural tenga una connotación más social, yo lo veo como una madurez. Quiero hacer algo más referenciado a la sociedad y es donde yo considero que ya ese es un mural, un mural que habla, que le dice algo a la sociedad. De repente vas tú en el camión y te lleva una reflexión”, agrega Armando “Riesk”.

    Para los artistas pintar sobre una pared es una oportunidad para materializar la memoria colectiva y generar sinergia en la convivencia comunitaria. El mural nutre la comunicación entre vecinos y genera nuevas experiencias en las localidades donde habitan.

    “Una vez me pasó que pinté un mural en un parquecito y estaba como muy sucio, había monte. A partir de eso la gente lo empezó a limpiar y a cuidar más ese parque, o sea, sí cambia algo ¿no? […] a lo mejor la mentalidad, pero el hecho de que ya esté algo ahí como que dicen ‘wow, vamos a conservar eso porque se ve bonito. Quiero que mi calle se vea bonita’”, recuerda Omar Urbano.

    Se trata de una manifestación que genera asombro y curiosidad entre los que se detienen a verlo, un artista es capaz de mandar un mensaje directo o indirecto que se presta a diferentes interpretaciones para quien se deja interpelar por él.

    Armando “Riesk” relata: “Yo de repente pinto un mural que era el de la Huaca, por ejemplo ¿no? Yo lo pinto porque me pareció la temática, es traer esa temática de antes al ahora, ¿no? y de repente pasaba una persona y me decía ‘Ah, yo vivía en una casa como esa que tiene las dos puertas de ese tipo’ y para esa persona lo regresé en un momento de su infancia bonito. Entonces, yo no lo pinté para eso específicamente, pero él lo interpretó de esa forma y le sirvió. […] Pero sí es muy importante que digan algo, que hablen, no solo algo decorativo.”

    En la actualidad, los restaurantes y negocios locales han buscado estos talentos para darle personalidad a su negocio, permitiéndole a los muralistas seguir ejerciendo su arte como un trabajo y perseverar.

    Son pocos los artistas que pasan de hacer del arte un hobbie a profesionalizarse. Tanto Omar como “Riesk” asumen el compromiso de ser artistas, defender su moral y saber que su trabajo tiene valor.

    El muralismo en Veracruz se encuentra en un proceso de profesionalización y búsqueda de identidad, es un medio para poder alzar la voz en los mensajes que enriquezcan las connotaciones sociales.

    El muralista Armando Hernández “Riesk” junto a una de sus obras.

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