Por: Carmen Navarro
400;”>Cada lunes llegan a Coscomatepec, municipio enclavado en la región serrana del Estado de Veracruz, cientos de personas para comerciar sus productos en el tianguis, el más grande de la región.
400;”>Sin embargo, en una calle particular, se congregan habitantes de distintos municipios aledaños a intercambiar, sin necesidad de dinero, la fruta que recolectan en sus parcelas, o conseguir el maíz que requieren para alimentarse durante la semana.
400;”>Doña Aída Guerrero llega cada semana muy temprano desde Ixhuatlán del Café, antes de las 6 de la mañana, ya ofrece sus frutos en espera de aquello que no puede conseguir o cultivar en su lugar de origen.
400;”>Marcados por su humildad y bajo los designios de la naturaleza, otros como don Francisco Reyes, acuden cada vez que sus matas de plátanos dan lo suficiente para intercambiar y llevarse maíz, “si no, pues no venimos”.
400;”>Llama la atención la manera en que los comerciantes dan el valor a sus productos, y acuerdan el intercambio para quedar cada uno satisfechos. En el caso de las frutas y las semillas, se usan “medidas” como vasos de unicel, pero no deja de estar presente la idea del dinero.
400;”>Un trato justo para la mujer que requiere maíz para alimentarse ella y sus tres hijos, los cuales quedaron a su único cuidado desde que su marido murió.
400;”>“Podemos llegar a un acuerdo, usted me da dos o tres guajolotes por un borrego. O sea, uno más o menos trae el precio del borrego, si usted trae valorado su borrego en mil pesos pues aquí le dan un cochino en 800 pesos, y se llega aun acuerdo”.